martes, 8 de julio de 2008

Teoría General de Desarrollo Humano

En el Estudio del desarrollo humano, se parten de tres elementos básicos, Dos variables que vendrían a ser el contenido genético y la cultura. El tercer elemento viene a ser el punto de partida de dicho proceso.
Los investigadores generalmente parten de la premisa de que los seres humanos comparten un sustrato genético común, dentro del cual se pueden encontrar los mismos elementos sicológicos, por lo cual este elemento se puede considerar como universal.

En relación a la diversidad cultural, hay unos que consideran que las diferencias no son de consideración dentro del proceso evolutivo ya que comparten los mismos supuestos, otros a los que se denominan evolucionistas consideran que sí hay diferencias importantes que van a incidir dentro del proceso de desarrollo.

En relación al punto de partida, hay unanimidad en que es el pensamiento mágico con predominio de lo subjetivo, que iría orientandose hacia el pensamiento lógico cuya expresión más desarrollada sería lo que se conoce como el pensamiento occidenatal.

Antes de proseguir, debemos subrayar algunas implicaciones de estos tres supuestos de partida. El primero es de que se considera al contenido genético como una constante que no va a desempeñar ninguna función dentro de los procesos evolutivos del hombre.


La segunda implicación es de que los supuestos comunes a todas las culturas como son el lenguaje como medio de expresión, el matriminio en cualquiera de sus expresiones, son lo suficientmente importantes como para caracterizar y universalizar al género humano en su punto de partida.. y el tercero es evidentemente el punto de partida, la dirección y objetivo de los cambios. Luego veremos como y porque esto tres elementos son en su naturaleza de carácter determinista, fragmentario y reductivo, obedecen a un concepto Europeo de clarisimo sello lógico.

Una vez delimitado el punto inicial es necesario identificar que origina ese proceso de desarrollo. Según Gooddwin es imposible separar el principio de causalidad en el desarrollo. Para Piaget no hay causas sino equilibración de sistemas y subsistemas..
Dentro de los primeros se ubican los de concepciones biológicas, que parece se avocan únicamente a causas internas o endógenas, una versión no muy popular.

Tanto Vygotski como Piaget pretenden buscar la explicación de los fenómenos y procesos psicológicos humanos remontándose a su génesis y rastreando su evolución histórica. Cada uno sigue, con todo, una línea de indagación diferente. Piaget se concentra en el niño y sus transacciones con las cosas materiales; propone que la inteligencia surge como coronamiento de un proceso interno de regulación de esos intercambios. Vygotski, en cambio, se concentra en el hombre y sus intercambios sociales; su propuesta es que la persona humana (y en particular, el niño desde pequeño) desarrolla sus potencialidades psicológicas gracias a la mediación de las otras personas

Según Piaget "Los procesos cognitivos aparecen simultáneamente como la resultante de la autorregulación orgánica, reflejando sus mecanismos esenciales, y como los órganos más diferenciados de esta regulación en todas las interacciones con el exterior".

Tirar por la borda los esquemas de causalidad tradicionales en el estudio de los fenómenos emergentes (de la Física, Química, Biología o Ciencias Humanas) supone una revolución científica transcendental. Asistimos a sus comienzos.
Los orígenes de esta revolución, que podemos situar a mediados de los 60, están en la pugna de los científicos por resolver el enigma de los fenómenos impredecibles. Estos se dan por doquier en la naturaleza: epidemias que "regresan" (tuberculosis), crecimiento/ extinción súbitos de una población animal, comportamiento económico de la bolsa o de los consumidores, el tiempo atmosférico, brotes de patología mental en un paciente, etc. La predictibilidad de que presume la ciencia tradicional la extrae de su modelo causal-determinista: tal causa acarrea necesariamente tal efecto. Un modelo muy asequible es el de relaciones de proporcionalidad: "los valores de la variable x se corresponden proporcionalmente con los de la variable y". Lo traducen matemáticamente las ecuaciones lineales, cuyo prototipo es y = kx + b. El ejemplo típico de predictibilidad es el sistema planetario regido por las leyes de gravitación de Newton.
En la actualidad está tomando importancia la teoria de los sistemas dinámicos en el desarrollo de la inteligencia humana, con una clara posición funcionalista, alejandose de la posición estructuralista de Piaget.
Los estados emergen a consecuencia de relaciones complejas entre las variables que los determinan. La TSD adopta, además, una postura anti-estructuralista, claramente funcionalista. Suscribe que los sistemas vivientes poseen un número reducido de funciones generales. En los humanos estas funciones serían las que cumplen el sistema de orientación postural, el perceptivo, el de desplazamiento, el motivacional, el de actividad propiamente dicha, el comunicativo- expresivo, el creador de significados (semántico/simbólico). Dentro de cada uno de ellos y entre todos ellos se auto-organizan las configuraciones oportunas según los recursos que el organismo dispone en cada momento de su desarrollo

Los investigadores aceptan hoy que los niños poseen una percepción de los fenómenos integrada; es decir, no ven, oyen, palpan, huelen separadamente un objeto y luego "funden" ese abanico de modalidades perceptivas en una sola. Antes bien, el objeto es percibido en su totalidad (aunque no en los detalles) porque el sistema funciona integradamente desde el comienzo. En lo que respecta al movimiento sucede otro tanto. La teoría dinámica moderna (TSD) afirma que no se puede concebir éste como resultado de combinaciones de movimientos elementales: de fibras musculares, de giros articulatorios, impulsos eferentes, etc. porque esas "unidades" no existen.
Cualquier movimiento se produce a partir de sinergias* (asociaciones neuromusculares), algunas preformadas evolutivamente, otras que se configuran instantáneamente para una ejecución concreta.
Es ilusoria la pretensión de sorprender el instante primordial en que arranca un comportamiento para separar lo que es innato de lo que incorpora por experiencia/aprendizaje.
Por otra parte, frente lo innato como dotación genérica de todos los individuos de la especia humana, existe lo innato peculiar de cada individuo. Con lo cual entramos en un dominio más delicado. Es evidente que ciertos rasgos singulares cuya raiz está en una anomalía genética, como el albinismo o la hemofilia, son innatos. Por el contario, sin discutir que haya algo o mucho de innato en la "genialidad" de celebridades -científicos, artistas, deportistas- resulta imposible especificar cuáles son sus raíces y el peso que en ello pueda atribuirse al entorno. La trascendencia que puede tener para el desarrollo de una persona una capacidad innata o adquirida es más bien del orden social: cómo orientar la intervención (aprendizaje) que configurará definitivamente esa capacidad

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